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(…) El martes acabé las clases. En esa clase de historia de la cultura me he permitido algunas semiocultas o evidentes osadías, en parte voluntaria, en parte involuntariamente. Habría podido costarme la cátedra. Lo más extraño ha sido mi relación con Eva Theissig, que me tiene gran apego y que es organizadora de células estudiantiles o algo así, en cualquier caso una personalidad del nuevo régimen. Cuando se despidió de mí para continuar sus estudios en Friburgo, le di el siguiente consejo: “¡Menos política y más ciencia! Y no se ponga usted demasiado a merced de esa causa. La suya es la ciencia: y tampoco puede saberse en política lo que traerá el porvenir. Usted me entiende: mi consejo me pone en manos de usted, yo sólo deseo su bien”. Me pregunto si podría seguir asesorándose conmigo. Creo que ella y miles de otros seguidores y miembros del Partido están desengañados hace tiempo. Creo (¿o sólo lo espero?) que esto no va a durar ya mucho tiempo. ¡Qué histeria en todas las palabras y obras del gobierno! Ese perpetuo amenazar con la pena de muerte, la toma de rehenes, hace poco la interrupción de todo el tráfico de viajeros de 12 a 12:40: ¡“Búsqueda de mensajes y de publicaciones contrarias al régimen en toda Alemania”! Además, continuamente esos artículos grotescos sobre la victoriosa batalla del trabajo en Prusia oriental” (donde, como es lógico, no hay parados en tiempo de siega), sobre el final del boicot extranjero, etc. (…).

Bibliografía:

[1] Quiero dar testiminio hasta el final: diarios 1933-1941; Viktor Kemplerer – Barcelona – Galaxia Gutenberg – 2003.

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El día del Partido

julio 27, 2008

Volvemos a consultar El triunfo de la voluntad. En esta ocasión se trata del acto central del día del Partido (NSDAP) en Nüremberg.

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(…) La situación política, desoladora. A no ser que sirva de consuelo o de esperanza el hecho de que la tiranía esté tomando formas cada vez más radicales, o sea, que se sienta cada vez menos segura de sí misma: la ceremonia junto a la tumba de “los que liquidaron a Rathenau”; la orden dada a todos los funcionarios (así que también a mí) de hacer el “saludo alemán”, al menos en las horas de servicio y en el lugar de trabajo. Ampliación: “se espera” que se emplee ese saludo en todas las demás ocasiones si no se quiere dar pie a la sospecha de que se rechaza conscientemente el nuevo sistema (el sombrero de Gessler redivivus). Hitler, en el noticiario, sólo unas pocas frases ante una gran asamblea –puño cerrado, rostro desencajado, gritos salvajes-, “el 30 de enero aún se reían de mí, esa risa se les va a cortar…”. Parece omnipotente, tal vez lo sea en este momento: pero el tono y la gesticulación eran de una cólera impotente. ¿Duda de su omnipotencia? ¿Se habla continuamente de milenios de duración, de adversarios exterminados cuando se está seguro de esa duración y de ese exterminio? He visto a Bruck, un hombre sufriente, acabado, hondamente deprimido.- Mi mejor alumna sigue siendo –y sigue teniéndome especial afecto- Eva Theissig: siempre con la cruz gamada como alfiler de corbata o de solapa.

Bibliografía:

[1] Quiero dar testiminio hasta el final: diarios 1933-1941; Viktor Kemplerer – Barcelona – Galaxia Gutenberg – 2003.

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(…) Kühn, que le pronostica una larga duración al Tercer Reich, pero que lo considera perecedero en último término, hizo una interesante observación. Dijo que el régimen de Mussolini es análogo a las tiranías del Renacimiento italiano, que por tanto parece estar en consonancia con la psique italiana y durará aproximadamente como las dominaciones de los Medicis, los Este, etc.; que es una forma de gobierno “meridional”. En Alemania, dice (y es también lo que yo pienso), es absolutamente no alemana y por eso sin una duración relativamente definitiva. (Cf. Mi epílogo.) Pero dice que de momento está organizada con esa solidez tan alemana y que por tanto apenas se podrá eliminar en un tiempo previsible.

Bibliografía:

[1] Quiero dar testiminio hasta el final: diarios 1933-1941; Viktor Kemplerer – Barcelona – Galaxia Gutenberg – 2003.

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(…) Sebba habló sobre Alemania con un pesimismo terrible. Dijo que nos están haciendo un boicot férreo. Que con tiranía y medidas coercitivas extremas como tarjeta de racionamiento, reducción de sueldos, inflación, el gobierno se mantendrá algún tiempo, quizá todo el invierno, quizá más tiempo: pero que entonces vendrá un caos inimaginable, un baño de sangre. Porque cuando caiga este gobierno no habrá una “posición de repliegue” por estar destruidas todas las organizaciones. (En estas semanas ha sido disuelto el último partido, el Zentrum.) El peor pronóstico fue para los judíos. Dijo también que corre el fundado rumor de que Hitler, en acuerdo secreto, les ha garantizado a los polacos sus posesiones alemanas para tener mano libre en el interior. Y lo cierto es que hace unas semanas, de pronto, con su “discurso de paz”, vino un clima de distensión. En aquel momento el ejército polaco estaba preparado para iniciar la invasión, en Königsberg se sabía eso perfectamente. En los periódicos alemanes no había sino alarma bélica. Luego, de pronto, todo apaciguado. Y ahora esa monstruosa tiranía en el interior, la disolución de todos los partidos, esa insistencia diaria: los nacionalsocialistas somos el único poder, es nuestra revolución, Hitler es el amo absoluto (…).

Bibliografía:

[1] Quiero dar testiminio hasta el final: diarios 1933-1941; Viktor Kemplerer – Barcelona – Galaxia Gutenberg – 2003.

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