Este blog se acabó…

noviembre 13, 2008

El próximo 12 de diciembre, este blog cumplirá dos años. Sin embargo, no tengo intención de mantenerlo más allá de esa fecha. Lo cierto es que llevo un tiempo -puede que más de seis meses- dándole vueltas a una serie de ideas, y la conclusión es la siguiente: este blog se cierra, queridos amigos. Empecé con él porque me gustaba escribir de vez en cuando y ver como las estadísticas subían mes a mes (ahora mismo tengo casi 400 entradas diarias). El problema es que ahora mismo no tengo demasiado tiempo para escribir -por lo menos no estas cosas-, y no me atrae para nada el hecho de subir o bajar en el ranking de blogs. Además, la estructura de Historia, Política y Autores me parece muy cutre, por no hablar de url.

Tranquilos, no voy a dejar la blogosfera, pero he decidido cambiar a otro blog más acorde a lo que busco. Desde hace un mes inicié un nuevo blog al que he ido pasando, previa revisión, todo el material de este. Todavía no he terminado, pero Historia en Comentarios está ya listo para recibir visitas. Es más serio, tiene un diseño de mayor calidad y, sobre todo, posee un índice que permite buscar contenidos con mayor facilidad. Presenta dos problemas:

1. Los enlaces: no tiene barra lateral, por esa razón, aunque todavía no lo he hecho, habilitaré una página con los links que tenía en Historia, Política y Autores.

2. Supone dejar en suspenso las series de artículos que venía publicando. No hay que preocuparse, me pondrá al día poco a poco.

En fin, lo mejor es que si os interesa lo visitéis. El enlace es este:

http://historiaencomentarios.wordpress.com/

Este artículo se inserta dentro del conjunto de recopilaciones que estoy haciendo en torno a los diarios de Viktor Kemplerer. Para leer el artículo anterior pulsa aquí.

(…) De momento, domina la propaganda para las “elecciones” del 12 de noviembre, para el plebiscito y la “lista única” del Reichstag. La gente va por ahí con “botones electorales” (“Sí”) en la solapa de la chaqueta.

Bibliografía:

[1] Quiero dar testiminio hasta el final: diarios 1933-1941; Viktor Kemplerer – Barcelona – Galaxia Gutenberg – 2003.

Para leer el siguiente escrito de este intelectual judío, pulsa aquí

Este artículo se inserta dentro del conjunto de recopilaciones que estoy haciendo en torno a los diarios de Viktor Kemplerer. Para leer el artículo anterior pulsa aquí.

(…) Cuando hace poco Alemania se retiró de la Sociedad de Naciones, creí por un momento que eso podría acelerar la caída del gobierno. Ya no lo creo. El referéndum y las famosas “elecciones” al Reichstag del 12 de noviembre son una maravillosa publicidad. Nadie se atreverá a no votar, y nadie responderá a la pregunta con un “no”. Porque, primero, nadie se fía del secreto del sufragio y, segundo, la cruz en el “no” será leída como una cruz en el “sí”.

Bibliografía:

[1] Quiero dar testiminio hasta el final: diarios 1933-1941; Viktor Kemplerer – Barcelona – Galaxia Gutenberg – 2003.

Para leer el siguiente escrito de este intelectual judío, pulsa aquí

Este artículo está dentro de una serie de textos que estoy escribiendo sobre la experiencia soviética; para leer el escrito anterior, pulsa aquí.

El proyecto democratizador fracasó; todos esas primeras intenciones no alcanzaron su fin. La incapacidad del gobierno provisional para hacer frente a la crisis económica, a la guerra, al problema agrario, y a la cuestión obrera, acabó por exasperar a una agotada ciudadanía rusa, que poco a poco les fue retirando su confianza. Exigían pan, paz y tierra, y el gobierno, empeñado en su provisionalidad, en atarse de pies y manos, no aportaba soluciones. El nuevo ejecutivo, con el fin de respetar la legalidad, los tiempos marcados por la doctrina política democrático-liberal, se comprometió a no tomar medidas importantes hasta que la Constituyente, que todavía no se había reunido, finalizase su tarea. De esta forma, los problemas se iban acumulando, tomando cada vez un mayor grado de gravedad, lo que provocaba el descontento del pueblo ruso hacia sus gobernantes.

En definitiva, el gran error de los demócratas rusos fue pretender funcionar con normalidad, con legalidad, en un periodo de grandes convulsiones, crisis y anormalidad. No poner remedio a estas equivalía al hundimiento del nuevo sistema, ya que, el cambio político promovido por el pueblo se llevó a cabo con el fin de buscar soluciones.

El gobierno provisional, pues, pagó caro este empeño por continuar actuando de manera provisional. Además, la decisión de continuar la guerra, sin duda bastante impopular, lastró la labor del ejecutivo. El precio que tuvieron que pagar los gobernantes por su empeño de ser fieles a sus aliados acabó siendo, a la postre, demasiado alto: la desaparición de la construcción democrática. De esta manera, no es de extrañar que, como principal arma contra los hombres de febrero, Lenin utilizase el argumento de la guerra; aquellas mismas ideas que defendía desde 1914:

(Vladimir Illich Ulianov Lenin, manifiesto de 1914 publicado en Sotsial-Demokrat) “Cuanto mayores sean las destrucciones causadas por la guerra, más claramente se darán cuenta las clases trabajadoras de que los oportunistas han traicionado la causa obrera y de que es necesario volver las armas contra los gobiernos y la burguesía de los respectivos países… Convertir esta guerra imperialista en guerra civil es la única consigna acertada para el proletariado”.

De esta forma, las masas populares fueron radicalizándose progresivamente al tiempo que se movilizaban contra el gobierno provisional. Los lemas bajo los que se desarrollaban las protestas, muy similares a los que propugnaban los dirigentes bolcheviques, contribuyeron a que entre estos movimientos de soldados, campesinos y obreros, y el partido de Lenin se fueran tendiendo puentes:

(Vladimir Illich Ulianov Lenin, Obras completas) “Los desórdenes aumentan en el campo y el gobierno está empleando los medios más despiadados contra los campesinos. Crece la simpatía por nuestra causa en el seno del ejército…”

(Fragmento del editorial de Izvestiya el 7 de noviembre de 1917) “Sólo faltan tres semanas para la Asamblea Constituyente, sólo unos pocos días para el Congreso de los Soviets, y, aún así, los bolcheviques han decidido llevar a efecto otro golpe de Estado. Utilizan el descontento general y la gran ignorancia que reina entre las masas de obreros y soldados. Se han arrogado la osadía de prometer al pueblo pan, paz y tierra…”

Bibliografía:

[1] Historia Universal Contemporánea II; Javier Paredes (Coord.) – Barcelona – Ariel – 2004.

[2] La guerra del mundo: los conflictos del siglo XX y el declive de occidente (1904-1953); Niall Ferguson – Barcelona – Debate – 2007.

[3] El periodo de entreguerras en Europa; Martin Kitchen – Madrid – Alianza Editorial – 1992.

[4] El mundo de ayer. Memorias de un europeo; Stefan Zweig – Barcelona – El Acantilado – 2002.

[5] El pacto con el diablo; Sebastian Haffner – Barcelona – Destino – 2007.

Para leer el siguiente artículo dedicado al mundo de entreguerras, pulsa aquí.

Este artículo se inserta dentro del conjunto de recopilaciones que estoy haciendo en torno a los diarios de Viktor Kemplerer. Para leer el artículo anterior pulsa aquí.

(…) Como un episodio de novela. Hace unas semanas (el 9 de octubre) estábamos indignados con Gerstle. Su cuñado está en Palestina, y él pacta con el “genial” Hitler y sólo desea que cese el boicot extranjero. Eva dijo que el nacionalsocialismo le convertiría en antisemita. (…) De pronto “estaban de viaje”. A él le habían puesto dificultades en su fábrica, quisieron forzarlo a hacer “cambios”. (…) Huida a Tierra Santa; qué parte de su fortuna se va con ellos, con qué parte se queda el genial Hitler, eso no lo sé. Ni yo ni Eva ni Gusti pudimos reprimir un movimiento de alegría.

Bibliografía:

[1] Quiero dar testiminio hasta el final: diarios 1933-1941; Viktor Kemplerer – Barcelona – Galaxia Gutenberg – 2003.

Para leer el siguiente escrito de este intelectual judío, pulsa aquí.